Centenares de voluntarios empiezan a llegar a Malta superando el bloqueo turco o sucumbiendo bajo sus cañonazos. El virrey de Sicilia no puede hacer caso omiso durante más tiempo a las peticiones de los hospitalarios y fleta una compañía de 600 hombres que llegan a la isla para unirse a la resistencia de San Ángel.
El día 15 de julio, Mustafá ordena el ataque contra la península de Senglea, incurriendo en su segundo gran error. Con el Gran Puerto bloqueado por los hospitalarios y Pialí Bajá herido, Mustafá Pasha decide hacerse cargo de la flota y ordena el paso de 100 pequeñas naves desde Marsamxett hacia la ensenada contigua al fuerte de San Miguel a través de las cimas del monte Sciberras. Al mismo tiempo, el comandante turco ordena sendos ataques por tierra contra ambos fuertes... pero el terreno y la pericia de los defensores acaban pronto con la ofensiva.
La Valette |
Mientras tanto, las naves que habían fondeado en la ensenada parten hacia San Miguel, pero en su ansia por hacerse con el fuerte se ponen a tiro de las baterías de San Ángel, que dan buena cuenta de ellas reduciéndolas a astillas.
Por último, los defensores cruzan de un fuerte a otro a través de un puente flotante y se unen a la resistencia allí donde son más necesarios. De este modo, los caballeros hospitalarios consiguen repeler por enésima vez a los otomanos en todos los frentes.
La resistencia se mantenía. Allí donde había un caballero hospitalario, la moral se mantenía estable y las armas se empuñaban con tesón... pero el Gran Turco no se iba a rendir tan fácilmente.
El 7 de agosto, Mustafá traslada las líneas de asedio del monte Sciberras a la península de Senglea y somete ambos fuertes a un feroz bombardeo al tiempo que las tropas turcas avanzan hacia el Borgo.
El combate es encarnizado. Los hombres caen heridos o muertos por doquier sólo para ser retirados en parihuelas del campo de batalla y dejar su logar a otro soldado. La Valette combate en primera línea, hombro con hombro con sus hospitalarios. Los turcos forman una marea aullante que está empezando a sobrepasar las defensas maltesas en demasiados puntos. Todo está perdido, pero el hospital debe resistir hasta el último hombre.
San Ángel y el Borgo |
La desbandada turca se debe al tercero de los grandes errores de su comandancia. En su ansia por tomar San Elmo, los turcos han dejado atrás la antigüa capital (Mdina) y, con ella, un pequeño destacamento de caballería a las órdenes del capitán Vincenzo Anastagi.
Viendo los fuertes casi rendidos, Anastagi decide jugárselo todo a una carta y ataca el desprotegido hospital de campo turco, arrasando las tiendas repletas de heridos y moribundos. La ofensiva coge a Pasha tan desprevenido que piensa que se trata de un ataque a gran escala y ordena el repliegue inmediato de sus tropas hacia la retaguardia.
Malta resiste un día más.
En el último gran asalto turco sobre las fortalezas, iniciado el día 19 de agosto, Pasha ordenó retomar el bombardeo y envió todo lo que tenía contra el Borgo y San Miguel. En la tarde del 21 de agosto, la horda otomana consigue por fin abrir una brecha en las murallas del Borgo.
La ciudad corre un serio riesgo de caer... pero es en momentos como estos cuando lo héroes reclaman su lugar en la historia. La Valette, espada en mano y seguido de un contingente de hospitalarios, se abalanza sobre la brecha y empieza a repartir muerte entre las filas turcas hasta que estas emprenden la retirada.
Retirada turca de Malta |
La cifra de muertos varía enormemente según la fuente que consultemos, pero los números oscilan entre los 25.000 y los 35.000 turcos muertos, en su mayoría jenízaros y sipahi.
Por el lado maltés, la población de la isla, así como el censo de la orden fueron diezmados en un tercio de su número original.
Los principales fuertes y ciudades de Malta habían quedado reducidos a escombros, pero la resistencia a ultranza de los hospitalarios había conseguido poner freno al avance turco y obligar al sultán a replegarse hacia sus tierras.
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