martes, 2 de agosto de 2011

Sipahi, caballería de élite en el Imperio Otomano

En este mismo blog ya hablamos en su día de los jenízaros como infantería de élite en el ejército del imperio otomano; pues bien, hoy vamos a dedicar unos minutos a sus homólogos en la sección de caballería: los sipahi.

Sipahis (1683)
En la Edad Media, la caballería del ejército turco se dividía en dos secciones principales: los akıncı (caballería ligera, primeros en entrar en combate como tropa de choque) y los sipahi (caballería pesada y de élite). Pero dentro de esta estructura, existía una subdivisión que afectaba únciamente a los sipahi.

Por un lado estaban los "timarli sipahis", terratenientes de origen otomano que tendrían su equivalente occidental en los caballeros europeos y cuyos feudos les eran entregados directamente por el sultán. En principio, a estos "nobles" se les entregaba en custodia, a cambio de su servicio permanente en el ejército del imperio otomano, un timar y los beneficios que este generase. Los dividendos que arrojaba un timar ascendían por norma general a una cifra que oscilaba entre el doble y el cuádruple de lo que ganaba un profesor de la época... pero si el sipahi en cuestión medraba en el escalafón militar y se distinguía por sus servicios a la Sublime Puerta, el sultán podía llegar a concederle el dominio sobre un ziamet (extensión de tierra algo más grande) o incluso sobre un has, que llegaba a reportar al terrateniente unos beneficios de más de veinte veces el sueldo de un profesor.
En contraprestación a estas concesiones, un timarli sipahi servía en el ejército durante toda su vida útil y tenía que armar y llevar a la batalla a un número determinado de hombres según su rango: cinco hombres para los timar siphai, hasta veinte para los ziamet sipahi y más de veinte para los has sipahi.

Estructura de los sipahi
En el otro lado de la balanza estaban los "kapikulu sipahi", que constituían el auténtico equivalente montado a los jenízaros. No necesariamente de origen turco, estos sipahi formaban la columna vertebral de la caballería otomana y se subdividían a su vez en seis grupos de los cuales dos (sipahis y silahtars) eran considerados como auténtica élite.
Los kapikulu sipahis propiamente dichos eran los hijos de la alta nobleza otomana y conformaban el grupo más prestigioso dentro del ejército mientras que sus compañeros en la élite, los silahtars, eran escogidos cuidadosamente entre los mejores y más bravos luchadores de todo el imperio. A estos últimos se les encomendaban las misiones más peligrosas, pues se sabía que no ponían pegas para lanzarse a la boca del lobo si era necesario.

La impedimenta estándar de un sipahi (salvo en las divisones garip, de equipamiento más ligero) consistía en una armadura de placas recubierta de cota de malla, un escudo redondo, una espada, un arco compuesto, un carcaj de flechas, una lanza, una maza y un hacha que, en ocasiones, complementaban recubriendo a su montura con una armadura pesada.

Armadura sipahi
Los sipahi estuvieron enemistados durante siglos con los jenízaros debido a la importancia política que estos últimos llegaron a adquirir en el Imperio Otomano pero cuando, en el siglo XIX, Mahmut II ordenó la disolución del cuerpo de jenízaros, los papeles se inviertieron y fueron los sipahi los que ganaron una enorme preponderancia política... durante dos años. En 1828, escarmentado por la experiencia anterior y no queriendo caer en la misma trampa una vez más, Mahmut II revocó los privilegios de los sipahi pero, al contrario que sus equivalentes en infantería, los caballeros se retiraron pacíficamente y se integraron a la perfección en la estructura militar modernizada que se estaba empezando a construir.

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