Durante años asolaron todos los mares conocidos amasando fortunasdignas de un rey. Cualquier marinero que viera aparecer entre la bruma un velamen desconocido sabía que se enfrentaba, cuanto menos, a un futuro incierto pero, ¿quiénes eran estos hombres que se lanzaron al mar en busca de fama y botín?
Para empezar, podemos decir que había, básicamente, cuatro tipos de piratas:
Bandera pirata clásica |
- Los piratas propiamente dichos eran hombres libres (en su mayoría mercenarios) que se dedicaban a asaltar barcos mercantes en travesía para robar y, posteriormente, vender los metales preciosos y objetos de valor que llevaran en la bodega. Estos "ladrones de mar" no juraban lealtad a ninguna bandera ni estaban bajo la protección de ningún estado, por lo que sus abordajes tendían a convertirse en una sangrienta matanza ante el más mínimo conato de resistencia.
- Los corsarios eran piratas que actuaban bajo el patrocinio de un país. Si, por ejemplo, la corona inglesa decidía entorpecer el tráfico marítimo entre las costas americanas y las españolas no enviaba a su armada (lo que habría provocado un conflicto internacional), sino que concedía una patente de corso a un marino libre y le facultaba para ejercer la piratería contra navíos de los países rivales a cambio de la mitad de sus beneficios. Este tipo de "piratería legal" también tenía sus beneficios tanto para el asaltante como para el asaltado: el corsario tenía derecho a utilizar todos los puertos del país al que estuviera sirviendo y, además, se le permitía capturar prisioneros y pedir un rescate a sus familias... por lo que los abordajes de estos marinos eran mucho menos brutales que los de sus homónimos libres. Podriamos decir que eran "piratas honorables".
- En tercer lugar, podemos hablar de los bucaneros. En un principio, estos hombres eran cazadores de la isla de La Española que se dedicaban a ahumar la carne de sus presas y vendérsela a los barcos mercantes que surcaban las aguas del mar Caribe... pero con el paso del tiempo vieron desfilar ante sus ojos demasiadas toneladas de riquezas y decidieron que la piratería era un negocio mucho más rentable que la venta de carne. Reclutaron auténticos ejércitos y flotas con las que abordaban a los grandes mercantes e incluso llegaron a tomar al asalto pequeñas ciudades, sembrando muerte a su paso.
- En último lugar tenemos a los filibusteros. Estos piratas no eran sino bucaneros asociados en cofradías mediante las que compartían barcos y tierras, lo que los hacía aún más peligrosos otorgádoles el dominio sobre todo el mar de las Antillas.
Henry Morgan, corsario |
Sabiendo esto, podemos llegar a entender por qué cualquier barco comercial se esmeraba en llevar una escolta digna de su carga con la esperanza de esquivar el asalto de los piratas.
Corsario berberisco |
El mar Caribe y las rutas atlánticas fueron durante siglos un hervidero de lobos de mar en el que hasta el más avezado de los marinos podía perder la cabeza si no se andaba con ojo... pero no sólo de América vivían los piratas.
Durante siglos, los estados berberiscos del norte de África fletaron un barco corsario tras otro para atacar las costas del sur de Europa en rápidas oleadas. Tanto fue así que, en muchos lugares, la población de las zonas costeras se desplazó varios kilómetros hacia el interior y estableció puestos de vigilancia en un vano intento de evitar las ofensivas de los piratas norteafricanos.
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