viernes, 18 de noviembre de 2011

El señor de los océanos (2 de 2)

El martes pasado, dejamos a Temujin recién coronado como Gengis Khan y a punto de emprender su gran aventura de conquista. Sigamos con la historia.

Si bien los contingentes comandados por Gegis Khan nunca fueron demasiado numerosos (contaban con una fuerza máxima de 110.000 hombres), cada tropa estaba formada por soldados altamente cualificados y terriblemente profesionales en su oficio.
El soldado mongol pertenecía obligatoriamente al ejército desde los 15 años hasta los 70... o hasta su muerte, lo que llegara antes. Se mantenían en constante movimiento y nuca dejaban de ejercitarse en la monta de sus famosos ponys ni en el tiro con arco, lo que los convertía a la larga en unos centauros capaces de disparar certeras flechas en pleno galope.
Su armadura estaba formada por una coraza de cuero de caballo curtida y un escudo del mismo material. Esta peculiar vestimenta protegía al jinete mongol de las flechas enemigas al tiempo que le otorgaba una ligereza  y  una movilidad nada desdeñables.
Los soldados de Gengis Khan completaban su impedimenta con mortales arcos de madera tensados con tendones a los que añadían toda suerte de dagas, espadas largas, lanzas y ganchos.

Caballo mongol actual
La fuerza de la horda mongola se basaba en los ponys de cuello grueso y pequeña alzada que poblaban la estepa asiática. Las cortas patas de estos animales les permitían una gran maniobrabilidad durante las largas marchas acometidas por la horda en la que cada jinete llevaba consigo cinco monturas que le facultaban para recorrer distancias de hasta 200 kilómetros al día.
Pero al fin y al cabo, el gran ejército de la Mongolia unificada no era más que una horda desorganizada... y Gengis lo sabía. Por este motivo, el gran Khan contrató ingenieros militares que llegaron desde los cuatro puntos cardinales para instruir a los mongoles en el uso de maquinaria y tácticas de asedio.

Con su recién adquirida formación, un ejército de 70.000 hombres y mujeres bajo el mando de Gengis Khan emprende en el año 1211 la conquista de China.
Uno tras otro, los contingentes enviados por el emperador chino contra la horda mongola son derrotados sin dejar supervivientes. Las tropas montadas de Gengis avanzan sin prisas barriendo el norte de China hasta que por fin, en el año 1215, conquistan Pekín tras aplicar brillantemente los conocimientos que les habían enseñado los ingenieros militares para superar unas murallas de 12 metros.
Con el norte de China en sus manos, Gengis decide volver a la estepa para pacificar sus propias tierras, que ya empiezan a bullir tras un periodo de 4 años sin líder. Por esta razón, el ejército mongol que había emprendido la conquista de se divide , volviendo una fracción con Gengis mientras que la mayor parte queda bajo el mando de Muqali, el lugarteniente mongol que culminaría la conquista de Corea tan sólo 3 años después de la caída de Pekín.

Así llegamos al año 1.219. Oriente está bajo domino mongol y el gran Khan, lejos de ver satisfecha su hambre de conquista, fija su vista en occidente.

Arquero mongol
Al oeste de la estepa se encuentran las provincias orientales del Islam. Gengis Khan, consciente de que la fuerza de los musulmanes es mucho más grande que la suya propia, decide tomar la vía diplomática y pone en camino una caravana de comerciantes cargados de obsequios para el gobernador de Utrar, en el reino de Karhezm. Los comerciantes son saqueados y asesinados a las puertas de la ciudad.
Aun así, el dirigente mongol no abandona la vía diplomática y decide enviar un emisario a Samarcanda, capital del reino, pidiendo la destitución inmediata del gobernador de Utrar... los musulmanes deciden ejecutar al mensajero sin ni siquiera escucharle y esto, como es lógico, desata la furia de Gengis Khan.

Una gran horda mongola comandada por el propio Gengis entra a sangre y fuego en el reino aplastando toda oposición. Sólo en la primera batalla, las tropas del Khan exterminan a una fuerza musulmana de de 160.000 hombres.
Los soldados de Gengis son como una plaga de langostas. Lo destruyen todo a su paso; ni una sola aldea queda sin saquear en el camino hacia la ciudad de Utrar, que sufre un asedio de 5 meses que sólo se levanta cuando el Kahn pasa a cuchillo a todos sus habitantes y mata a su gobernador vertiendo plata fundida sobre sus ojos.
El hambre de conquista es imparable y, ahora que Utrar ha caído, los mongoles encuentran franco el camino hacia Samarcanda.
La mítica ciudad es tomada y saqueada en el año 1.220. Sus intelectuales más preeminentes son capturados y enviados a Mongolia mientras que el resto de la población es asesinada sin distinción de sexo o edad. De esta manera, Gengis conquista los territorios correspondientes a las acuales Irán, Irak y Turquestán.

Una vez ha vencido la resistencia musulmana de oriente medio, Gengis Khan fija sus miras en la enorme Rusia, que se sacude azotada por las disputas internas entre los príncipes de sus distintos rus. El ejército mongol se pone en movimiento hacia la actual Donetsk (en Ucrania oriental).
Los príncipes, en vista de la amenaza que se les viene encima, dejan a un lado sus rencillas y se unen, convocando a una gran fuerza combinada de 80.000 hombres que deben hacer frente a los 20.000 jinetes mongoles desplegados a la orilla del río Kalka.
El resultado de esta batalla podéis imaginarlo. Las fuerzas rusas son aplastadas y una nueva parcela de terreno se suma al extenso imperio del Señor de los océanos.

Imperio mongol (1.227)
Satisfecho en su orgullo, Gengis Khan gira de nuevo sus ojos hacia oriente con la esperanza de poder completar la que fue su primera gran empresa. El norte de China se postra ante su dominio, pero en el sur aún se alzan voces que claman por la libertad. Esas voces disidentes, como es natural, deben ser aplastadas.
Gengis cabalga sin descanso de vuelta a la llanura, aún imponente a sus 60 años de edad. Si bien el gran Khan no pudo ser abatido por flechas ni espadas durante sus largos años de combate, el destino quiso que fuera víctima de la más que deficiente higiene mongola.
Gengis Khan, orgulloso caudillo de las tribus esteparias, moría víctima del tifus en el año 1.227.

El imperio más grande de la historia fue repartido entre los cuatro hijos que Gengis había tenido con su esposa Burte. Los vástagos del Khan enterraron a su padre con todos los honores en un lugar secreto que, a día de hoy, ningún arqueólogo ha sido capaz de encontrar.

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