Alba obrak. Escocia para siempre. Este es el lema que, gritado al unísono por miles de gargantas, retumbó por las tierras altas escocesas durante los años en los que William Wallace lideró la revolución contra la corona de Inglaterra.
Stirling, York, Falkirk; bien sea por la archiconocida película de Mel Gibson o bien por la historia propiamente dicha, todos hemos oído hablar en alguna ocasión de estas batallas pero, ¿quién es realmente el personaje que se oculta tras la leyenda de Wallace? Vamos a tratar de averiguarlo.
William Wallace |
Escocia, año 1272. El rey Alejandro III gobierna sobre el destino de los escoceses con justicia y rectitud, pero hay demasiadas manos en la sombra que ansían su trono.
En este contexto nace nuestro protagonista. Siendo el menor de tres hermanos (Malcom, John y el propio William) de una familia acomodada en la baja nobleza highlander, William pronto es internado en una abadía para ser instruído en la vida religiosa y consagrar el resto de sus días a Dios, como era costumbre en los hijos menores del estamento nobiliario.
Quiso el destino que en esa misma abadía se encontrase el tío de William, Argail, quien pone especial empeño en que el pequeño Wallace sea educado con especial dureza. Gracias a la intervención de su tío, el niño que posteriormente marcaría el destino de Escocia empieza a convertirse en un hombre formado, que habla hasta cuatro idiomas y sabe leer y escribir correctamente en gaélico, latín, inglés y francés.
Mientras tanto, la vida continúa su curso más allá de los muros de la abadía y las intrigas en torno a la figura de Alejandro III empiezan a tomar forma.
Padre de tres hijos, Alejandro asiste impotente a la muerte en extrañas circunstancias de su mujer y de todos sus retoños. El rey escocés queda destrozado, pero la patria es más importante que su propio dolor y Alejandro decide tomar otra esposa para tratar de dejar algún descendiente que pueda asumir la corona tras su muerte... pero las cosas no iban a salir como el rey las había planeado.
En el año 1286, mientras volvía de una reunión con los clanes, Alejandro II "se despeña" por un barranco y muere dejando a Escocia sin rey.
Dos clanes se alzan como depositarios de la única línea sucesoria válida, la de aquellos primeros escotos que habían llegado a las tierras altas. Tratando de evitar un enfrentamiento fratricida, la nobleza highlander convoca en Escocia al único descendiente vivo de Alejandro, una nieta que vivía en Noruega y que sólo contaba con tres años de edad... pero, una vez más, el destino se ceba con la dinastía regia y la niña muere durante la travesía.
La guerra entre los aspirantes al trono está servida. Aquellos dos clanes eran los Baliol y los Bruce.
La familia Wallace, vasalla de Bruce, se posiciona del lado de sus señores mientras que el rey de Inglatera, Eduardo I, lo hace en favor de los Baliol.
Una sangrienta guerra civil estalla entre los clanes. La sangre anega todos los rincones de Escocia y las escaramuzas entre ambos bandos se suceden sin cesar. Es en una de estas refriegas donde, en 1291, el padre de William muere dejando a su hermano mayor, Malcom, como cabeza de familia.
Nuestro protagonista tiene por aquel entonces 19 años y, como es lógico, no se toma nada bien la muerte de su padre, por lo que es enviado a un colegio monástico en Dundee por su tío Argail con el objetivo de alejarle de la guerra y completar su formación.
Es justamente en aquella ciudad donde empieza a forjarse la leyanda de William Wallace.
William, orgulloso de su sangre highlander, solía pasearse por Dundee vestido con su kilt (falda tradicional escocesa). Este comportamiento no molestaba a nadie, o al menos nadie se quejaba por ello, pero sucede que el gobernador inglés de la ciudad tenía un hijo que disfrutaba mofándose de los escoceses que residian en los dominios de su padre.
Cierto día de 1292, este noble y sus amigos acorralann a Wallace en una calle desierta y empiezan a burlarse de su indumentaria. William, aún dolido por la muerte de su padre a manos de lo que el considera el bando inglés, agarra al hijo del gobernador por el cuello, desenvaina su propia espada y le atraviesa con ella de parte a parte. Acto seguido, el highlander desenfunda su daga y empieza a repartir cuchilladas entre los amigos del noble, quienes ponen pies en polvorosa abandonando el cadáver de sus compañero.
Wallace huye de Dundee a uña de caballo y le pide consejo, una vez más, a su tío Argail, quien le recomienda que se esconda en los bosques, lejos de los ingleses que, sin duda, reclamarán su cabeza.
A estas alturas, William ya le guardaba un rencor especial a los ingleses; así que toma a medias el consejo de su tío y se refugia en los bosques con una banda de amigos fieles junto a los que se convierte en bandido, hostigando los campamentos ingleses para robarles las armas y las provisiones.
Los años pasan, William sigue asaltando a las columnas inglesas que se atreven a aventurarse en las highlands y la horda de los renegados es cada vez mayor. Lo que empezó como un grupo de amigos que no contaba con más de 5 o 6 miembros se ha convertido ya en una tropa bien organizada de unas 60 personas que reciben provisiones y apoyo en todas las poblaciones escocesas por las que pasan.
Las cosas no cambiarían demasiado hasta que, cuatro años después, Eduardo I de Inglaterra pide a John Baliol, el rey que él mismo había sentado en el trono de Escocia, refuerzos para sus guerras en Francia. Baliol, orgulloso e inepto a partes iguales, considera que las exigencias del inglés son demasiado altas y se declara en rebeldía, siendo aplastado sin demasiado esfuerzo por Eduardo I y enviado al exilio.
Escocia vuelve a estar descabezada y William Wallace, harto de combatir, regresa a su aldea natal para casarse con una hermosa joven llamada Murron.
Se casan en secreto, en medio de un bosque y mediante un ancestral ritual gaélico. Gracias a esto, Wallace y su mujer evaden la norma de la prima nocte, mediante la cual el gobernador inglés local se reservaba el derecho de llevarse a la nueva esposa para forzarla en la misma noche de su matrimonio.
La vida sonríe por primera vez a nuestro protagonista, quien felizmente casado con Murron empieza a rehacer su vida llegando incluso a tener una hija (aunque este último dato no ha sido demostrado). Dispuesto a alejarse de la batalla y a dejarlo todo por su familia, William empieza a construir una casa en la que asentarse... pero el highlander aún se encuentra en busca y captura y los ingleses no van a olvidar tan fácilmente las afrentas cometidas.
Durante una patrulla rutinaria, un destacamento inglés se topa con Murron y se venga del odiado highlander en su persona. William encuentra el cadáver violado y degollado de su esposa y se lanza de nuevo a los bosques con furia renovada.
La historia es demasiado larga para contarla en una sóla entrada y debemos dejar la andadura de nuestro protagonista en este punto... pero continuaremos con ella este mismo viernes.
En este contexto nace nuestro protagonista. Siendo el menor de tres hermanos (Malcom, John y el propio William) de una familia acomodada en la baja nobleza highlander, William pronto es internado en una abadía para ser instruído en la vida religiosa y consagrar el resto de sus días a Dios, como era costumbre en los hijos menores del estamento nobiliario.
Quiso el destino que en esa misma abadía se encontrase el tío de William, Argail, quien pone especial empeño en que el pequeño Wallace sea educado con especial dureza. Gracias a la intervención de su tío, el niño que posteriormente marcaría el destino de Escocia empieza a convertirse en un hombre formado, que habla hasta cuatro idiomas y sabe leer y escribir correctamente en gaélico, latín, inglés y francés.
Mientras tanto, la vida continúa su curso más allá de los muros de la abadía y las intrigas en torno a la figura de Alejandro III empiezan a tomar forma.
Padre de tres hijos, Alejandro asiste impotente a la muerte en extrañas circunstancias de su mujer y de todos sus retoños. El rey escocés queda destrozado, pero la patria es más importante que su propio dolor y Alejandro decide tomar otra esposa para tratar de dejar algún descendiente que pueda asumir la corona tras su muerte... pero las cosas no iban a salir como el rey las había planeado.
En el año 1286, mientras volvía de una reunión con los clanes, Alejandro II "se despeña" por un barranco y muere dejando a Escocia sin rey.
Dos clanes se alzan como depositarios de la única línea sucesoria válida, la de aquellos primeros escotos que habían llegado a las tierras altas. Tratando de evitar un enfrentamiento fratricida, la nobleza highlander convoca en Escocia al único descendiente vivo de Alejandro, una nieta que vivía en Noruega y que sólo contaba con tres años de edad... pero, una vez más, el destino se ceba con la dinastía regia y la niña muere durante la travesía.
La guerra entre los aspirantes al trono está servida. Aquellos dos clanes eran los Baliol y los Bruce.
Robert de Bruce |
Una sangrienta guerra civil estalla entre los clanes. La sangre anega todos los rincones de Escocia y las escaramuzas entre ambos bandos se suceden sin cesar. Es en una de estas refriegas donde, en 1291, el padre de William muere dejando a su hermano mayor, Malcom, como cabeza de familia.
Nuestro protagonista tiene por aquel entonces 19 años y, como es lógico, no se toma nada bien la muerte de su padre, por lo que es enviado a un colegio monástico en Dundee por su tío Argail con el objetivo de alejarle de la guerra y completar su formación.
Es justamente en aquella ciudad donde empieza a forjarse la leyanda de William Wallace.
William, orgulloso de su sangre highlander, solía pasearse por Dundee vestido con su kilt (falda tradicional escocesa). Este comportamiento no molestaba a nadie, o al menos nadie se quejaba por ello, pero sucede que el gobernador inglés de la ciudad tenía un hijo que disfrutaba mofándose de los escoceses que residian en los dominios de su padre.
Cierto día de 1292, este noble y sus amigos acorralann a Wallace en una calle desierta y empiezan a burlarse de su indumentaria. William, aún dolido por la muerte de su padre a manos de lo que el considera el bando inglés, agarra al hijo del gobernador por el cuello, desenvaina su propia espada y le atraviesa con ella de parte a parte. Acto seguido, el highlander desenfunda su daga y empieza a repartir cuchilladas entre los amigos del noble, quienes ponen pies en polvorosa abandonando el cadáver de sus compañero.
Wallace huye de Dundee a uña de caballo y le pide consejo, una vez más, a su tío Argail, quien le recomienda que se esconda en los bosques, lejos de los ingleses que, sin duda, reclamarán su cabeza.
A estas alturas, William ya le guardaba un rencor especial a los ingleses; así que toma a medias el consejo de su tío y se refugia en los bosques con una banda de amigos fieles junto a los que se convierte en bandido, hostigando los campamentos ingleses para robarles las armas y las provisiones.
Juan de Baliol |
Las cosas no cambiarían demasiado hasta que, cuatro años después, Eduardo I de Inglaterra pide a John Baliol, el rey que él mismo había sentado en el trono de Escocia, refuerzos para sus guerras en Francia. Baliol, orgulloso e inepto a partes iguales, considera que las exigencias del inglés son demasiado altas y se declara en rebeldía, siendo aplastado sin demasiado esfuerzo por Eduardo I y enviado al exilio.
Escocia vuelve a estar descabezada y William Wallace, harto de combatir, regresa a su aldea natal para casarse con una hermosa joven llamada Murron.
Se casan en secreto, en medio de un bosque y mediante un ancestral ritual gaélico. Gracias a esto, Wallace y su mujer evaden la norma de la prima nocte, mediante la cual el gobernador inglés local se reservaba el derecho de llevarse a la nueva esposa para forzarla en la misma noche de su matrimonio.
La vida sonríe por primera vez a nuestro protagonista, quien felizmente casado con Murron empieza a rehacer su vida llegando incluso a tener una hija (aunque este último dato no ha sido demostrado). Dispuesto a alejarse de la batalla y a dejarlo todo por su familia, William empieza a construir una casa en la que asentarse... pero el highlander aún se encuentra en busca y captura y los ingleses no van a olvidar tan fácilmente las afrentas cometidas.
Durante una patrulla rutinaria, un destacamento inglés se topa con Murron y se venga del odiado highlander en su persona. William encuentra el cadáver violado y degollado de su esposa y se lanza de nuevo a los bosques con furia renovada.
La historia es demasiado larga para contarla en una sóla entrada y debemos dejar la andadura de nuestro protagonista en este punto... pero continuaremos con ella este mismo viernes.
Esto es histórico?? Cuales son tus fuentes??? No es por ponerlo en duda, es puro interés!!
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