Con la invasión de Polonia por parte de las tropas del III Reich en el año 1939, daba inicio oficialmente el mayor conflicto armado del siglo XX: la II Guerra Mundial.
Fue esta una guerra despiadada con la población civil en la que los grandes campor de batalla predominantes hasta la primera Gran Guerra dejaron paso al combate urbano. El asalto casa por casa era efectivo, sí, pero también era sumamente peligroso para los soldados de la Wehrmacht, que se exponían a caer en emboscadas de las resistencias nacionales cada vez que giraban una esquina.
En este contexto, los ingenieros alemanes desarrollaron en el marco de las Wunderwaffen (armas milagrosas o armas maravillosas) un accesorio que permitía a los fusiles de asalto Sturmgewehr 44 disparar a través de las esquinas: el Krummlauf.
En un principio, el Krummlauf no era más que un tubo de acero que se acoplaba a la boca del arma haciendo que la bala se deslizara por el interior del ángulo en un efecto de "disparo curvo", pero esto planteaba varios problemas.
En primer lugar, las deflagraciones ocasionadas al apretar el gatillo producían una acumulación de gases en el Krummlauf que podían culminar con la explosión del arma en manos de un soldado poco cuidadoso. Este inconveniente se solventó con la incorporación de sendos respiraderos en los costados del accesorio, pero aún quedaban otros problemas.
En segundo lugar, la imposibilidad de apuntar a un objetivo concreto hacía que el Krummlauf fuera un arma sumamente imprecisa. Esto se solucionó añadiendo sobre el tubo un pequeño periscopio que permitía fijar la mira y, además, mediante la correcta aplicación del principio que causaba el tercer problema: la fragmentación de la bala. Al chocar contra el ángulo, el proyectil disparado por el Sturmgewehr tendía a partirse en pequeños trozos que actuaban como metralla. Si bien este efecto no permitía abatir a un enemigo mediante un disparo certero, sí que servía para dispersar a pequeños grupos o para incapacitar a un hipotético resistente emboscado.
El Krummlauf se fabricó en varias versiones con ángulos de 30, 45, 60 y 90 grados que se adaptaban a las exigencias del combate urbano; pero, además, también se desarrollo una variante que sería utilizada en tanques y vehículos blindados: el Krummlauf "P".
Esta nueva evolución del accesorio se incorporó con la intención de permitir a la tripulación de un tanque repeler un ataque de infantería desde el interior. Aplicando los mismos principios que en su versión urbana, varios Krummlauf "P" eran dispuestos de modo que cubrieran los ángulos muertos del blindado, de modo que si un enemigo se acercaba, por ejemplo, para adosar un explosivo a las orugas, la dotación del tanque no tenía más que disparar a través de sus Krummlauf para acabar con el agresor.
A día de hoy, muchas fuerzas especiales de todo el mundo utilizan armas basadas de una manera u otra en el Krummlauf. La primera en ser desarrollada y la más célebre es el accesorio para fusil de asalto "CornerShot".
Desarrollado en Israel (con capital americano), el CornerShot está compuesto por una pistola incorporada sobre una base oscilante con capacidad para girar hasta 60 grados en una u otra dirección. El diseño se completa con una linterna en posición de bayoneta y con una cámara que, desde la base, muestra al operador lo que hay al otro lado de la esquina.
La pantalla en la que se reciben las imágenes está montada tras la base oscilante, en la parte rígida que cubre el arma hasta la culata y por cuyo interior discurren los mecanismos que permiten al soldado a cargo de un CornerShot dispararlo sin exponerse además de manejar el ángulo de giro de la base.
Fue esta una guerra despiadada con la población civil en la que los grandes campor de batalla predominantes hasta la primera Gran Guerra dejaron paso al combate urbano. El asalto casa por casa era efectivo, sí, pero también era sumamente peligroso para los soldados de la Wehrmacht, que se exponían a caer en emboscadas de las resistencias nacionales cada vez que giraban una esquina.
En este contexto, los ingenieros alemanes desarrollaron en el marco de las Wunderwaffen (armas milagrosas o armas maravillosas) un accesorio que permitía a los fusiles de asalto Sturmgewehr 44 disparar a través de las esquinas: el Krummlauf.
Krummlauf |
En primer lugar, las deflagraciones ocasionadas al apretar el gatillo producían una acumulación de gases en el Krummlauf que podían culminar con la explosión del arma en manos de un soldado poco cuidadoso. Este inconveniente se solventó con la incorporación de sendos respiraderos en los costados del accesorio, pero aún quedaban otros problemas.
En segundo lugar, la imposibilidad de apuntar a un objetivo concreto hacía que el Krummlauf fuera un arma sumamente imprecisa. Esto se solucionó añadiendo sobre el tubo un pequeño periscopio que permitía fijar la mira y, además, mediante la correcta aplicación del principio que causaba el tercer problema: la fragmentación de la bala. Al chocar contra el ángulo, el proyectil disparado por el Sturmgewehr tendía a partirse en pequeños trozos que actuaban como metralla. Si bien este efecto no permitía abatir a un enemigo mediante un disparo certero, sí que servía para dispersar a pequeños grupos o para incapacitar a un hipotético resistente emboscado.
El Krummlauf se fabricó en varias versiones con ángulos de 30, 45, 60 y 90 grados que se adaptaban a las exigencias del combate urbano; pero, además, también se desarrollo una variante que sería utilizada en tanques y vehículos blindados: el Krummlauf "P".
Esta nueva evolución del accesorio se incorporó con la intención de permitir a la tripulación de un tanque repeler un ataque de infantería desde el interior. Aplicando los mismos principios que en su versión urbana, varios Krummlauf "P" eran dispuestos de modo que cubrieran los ángulos muertos del blindado, de modo que si un enemigo se acercaba, por ejemplo, para adosar un explosivo a las orugas, la dotación del tanque no tenía más que disparar a través de sus Krummlauf para acabar con el agresor.
CornerShot |
Desarrollado en Israel (con capital americano), el CornerShot está compuesto por una pistola incorporada sobre una base oscilante con capacidad para girar hasta 60 grados en una u otra dirección. El diseño se completa con una linterna en posición de bayoneta y con una cámara que, desde la base, muestra al operador lo que hay al otro lado de la esquina.
La pantalla en la que se reciben las imágenes está montada tras la base oscilante, en la parte rígida que cubre el arma hasta la culata y por cuyo interior discurren los mecanismos que permiten al soldado a cargo de un CornerShot dispararlo sin exponerse además de manejar el ángulo de giro de la base.
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