martes, 21 de junio de 2011

Los mamertinos, causantes de la Primera Guerra Púnica

Los mamertinos son un ejército mercenario que ha sido paulatinamente olvidado por la historia pero, en su época, tuvieron una importancia tan significativa que llegaron a desencadenar la que sería conocida como Primera Guerra Púnica. Vamos a tratar de esclarecer quiénes eran estos hombres.

Territorios oscos
Estos mercenarios, descendientes de los oscos, eran originarios de la actual región de Campania (en el sur de Italia), desde dónde fueron contratados por Agatocles (tirano griego de Siracusa) para sus guerras en Sicilia. Cumplieron con creces su cometido pero cuando, en el año 289 a.C., el tirano murió y las hostilidades llegaron a su fin, el ejército de los mamertinos se quedó sin trabajo.
Muchos volvieron a su tierra, pero otra gran parte de la hueste decidió quedarse en Sicilia y se establecieron en Mesina, donde fueron acogidos por sus habitantes en honor a sus pasadas gestas... pero, al igual que pasaba con los almogávares, ya se sabe que los guerreros no pueden quedarse quietos demasiado tiempo.

Una noche, aburridos de la vida civil y traicionando la confianza de sus anfitriones, los mercenarios mataron a la mitad de la población de Mesina y desterraron al resto, repartiendose sus propiedades y a sus mujeres.
Reclamaron la ciudad como propia y, a partir de este momentos, empezaron a utilizar oficialmente el nombre de mamertinos en honor a Mammers, el dios osco de la guerra.

Con uno de los mayores puertos del Mediterráneo en sus manos, los mamertinos empiezan a capturar barcos comerciales y a aventurarse en incursiones por tierra que llevan por toda la isla de Sicilia una ola de saqueos y asesinatos que convierten a los antiguos mercenarios en hombres cada vez más poderosos.
En esta tesitura Hierón II, tirano de Siracusa, empieza a ver amenazada su hegemonía y recluta (alrededor del 270 a.C.) un ejército de hombres libres con la intención de liberar la isla de la plaga que suponen los mamertinos.

Moneda mamertina
En primer lugar, advertido por la experiencia de su predecesor, Hierón envía a sus indisciplinados mercenarios contra los mamertinos, lo que desemboca en una masacre a la que no sobrevive ni uno sólo de los de Siracusa. A continuación, tras haberse librado de la parte inútil de su ejército y haber instruído convenientemente a los propios sicilianos (durante cinco años), el de Siracusa marcha a la cabeza de su ejército de hombres libres al encuentro de los invasores.
Sabiendo que los mamertinos no estaban acostumbrados a combatir en batalla campal, Hierón les asalta por sorpresa en la llanura de Milazzo, donde captura a sus líderes y pone cerco a sus actividades... pero comete un terrible error.

Una sección de la hueste mamertina consigue huír de Milazzo y refugiarse de nuevo en Mesina, obligando a Hierón a avanzar sobre la ciudad poniéndola bajo asedio. Viéndose en una situación tan desesperada, los mamertinos supervivientes piden ayuda a Cartago y la flota cartaginesa, ávida del poder de Roma, atraca en la bahía de Mesina.
Hierón y su tropa se retiran ante la perspectiva de enfrentarse a la potencia norteafricana pero, al mismo tiempo, los mamertinos reniegan del poder cartaginés y piden ayuda a Roma quien, viendo a la flota enemiga atracada tan cerca de sus costas, no puede negarse a proteger a los antiguos mercenarios de Mesina.
En respuesta a esta maniobra, el tirano de Siracusa da rienda suelta a su desaire poniéndose bajo la protección directa de Cartago, lo que en menos de un año desembocaría en la Primera Guerra Púnica.

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