Con el afán de conocer
un poco mejor las circunstancias derivadas de la caída de la Unión
Soviética, hoy vamos a emprender un viaje hacia Transnitria, una
franja de “tierra de nadie” situada entre Moldavia y Ucrania que,
pese a haber sido foco de conflicto hace relativamente poco (o quizá
precisamente por eso), se ha convertido en uno de esos estados de
Europa del este de los que nadie se ocupa y cuyo destino se la trae
al pairo a la mayor parte de la comunidad internacional.
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Ubicación de Transnitria |
Nuestra andadura comienza
en la década de 1.980. En esta época, las políticas liberalistas
de Mijaíl Gorbachov estaban sembrando la simiente de una Unión
Soviética abierta al mundo que la rodeaba mediante una serie de
directrices que empezaban a dar sus primeros frutos. El problema es
que toda política tiene un contrapunto, y estos fueron los
movimientos nacionalistas que, alejados ya del férreo control
estalinista, empezaron a cobrar fuerza en las repúblicas satélites.
En la República
Socialista Soviética de Moldavia, el renacer nacional tuvo una
buenísima acogida en todo el territorio salvo en una pequeña franja
de terreno situada en el margen izquierdo del río Dniéster que, por
caprichos del destino (o de los movimientos de población ordenados
por Stalin, vaya usted a saber), contaba con una aplastante mayoría
de población de origen ruso y ucraniano que aplastaba los
sentimientos nacionalistas de los pobladores autóctonos. A pesar de
esto, el gobierno central decide hacer oídos sordos a las
reclamaciones de aquella región y empieza a promulgar leyes que
alejan cada vez más al país de la órbita soviética: se instaura
el moldavo como lengua oficial, se cambia el himno, se adopta el
alfabeto latino en detrimento del cirílico y se elimina el apócope
“soviética” del nombre del país, que pasa a llamarse
simplemente República de Moldavia.
Esto constituye un
insulto para los transnitrios que, el 2 de septiembre de 1.990, cogen
el toro por los cuernos y se autoproclaman país independiente bajo
el nombre de República Moldava Pridnestroviana. El nuevo país
constituía sólo un 10 % del terreno de su antiguo dueño, pero por
aquel entonces la economía de Moldavia era básicamente agrícola y
las políticas industrializadoras soviéticas habían ido
convertiendo durante años a Transnitria en una especie de polígono
industrial gigantesco que generaba el 90 % de la energía que
necesitaba la República Moldava para abastecerse, por lo que no es
de extrañar que la proclama de independencia no le hiciera ninguna
gracia al exsatélite soviético, que entró en una guerra
extraoficial con Transnitria. ¿Extraoficial? Sí, porque ambos
países eran tan recientes que ninguno de ellos contaba con un
ejército propio digno de ese nombre, así que eran los policías y
civiles de los dos bandos los que se daban cera día sí y día
también en las zonas fronterizas mientras los pocos soldados
disponibles se zurraban la badana.
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Infantería transnitria cruzando hacia Moldavia |
Esta guerra encubierta se
mantuvo hasta mediados de 1.991, cuando la policía moldava detuvo en
Kiev a la plana mayor del gobierno transnitrio. A partir de ese
momento la cosa empezó a ponerse realmente seria y ambos bandos
empezaron a reunir tropas que llegaron hasta los 30.000 efectivos en
el bando moldavo y unos 25.000 en el transnitrio.
Los enfrentamientos se
desarrollaron en ambas orillas del río Dniéster y sobre todo en los
puentes que lo cruzaban, aunque la mayor parte de la acción tuvo
lugar en torno a la ciudad fronteriza de Dubasari. Esta población se
encontraba en territorio moldavo, pero contó con representantes de
la autoridad transnistria hasta que uno de ellos, Igor Shipcenko, fue
asesinado. Según la versión oficial el autor del crímen fue un
adolescente... pero un gran número de voluntarios habían acudido a
defender la independencia del nuevo país y no iban a contentarse con
mirar como los aldeanos se apedreaban, así que acusaron a la policía
moldava del asesinato de Shipcenko y un grupo de cosacos venidos del
este asaltó la comisaría de Dubasari en medio de la noche. Los 26
policías que formaban la dotación de la ciudad se atrincheraron en
el edificio y pidieron ayuda al gobierno central, pero el presidente
pensó que rescatar a los policías a golpe de tanque le podía
resultar un pelín molesto a los habitantes de la zona y que aquello
podía degenerar en una masacre, así que ordenó a los atrincherados
que se rindieran al mando transnitrio.
Viendo la posición en la
que quedaban sus compañeros, el resto de policías del distrito de
Dubasari tomaron cartas en el asunto y se concentraron en el pueblo
de Cocieri, donde asaltaron un depósito de armas y se equiparon para
echar de allí a los transnitrios a base de plomo, lo que
consiguieron asegurando el pueblo y sus aledaños como fieles a la
causa moldava.
A todo esto, el 14º
ejército ruso también andaba por la zona haciendo de las suyas. El
gobierno ruso estaba interesado en que el movimento nacional moldavo
fracasase pero aún así su intervención militar en Transnitria
puede dividirse en tres fases bien diferenciadas, una por cada
general que tuvo el 14º ejército durante aquel periodo. El primero
de ellos fue el general Yákolev, que apoyó abiertamente la causa
independentista abriendo sus arsenales para armar a los rebeldes.
Tanto fue así que el día 3 de diciembre de 1.991 renunció a su
cargo como general para hacerse cargo del ministerio de defensa del
recién creado país, lo que supuso la llegada del segundo de los
generales: Yuri Netkachev.
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Aleksandr Lébed |
El nuevo general 14º
ejército tenía claro que no iba a ser un mero sustituto de Yákolev,
así que cambió la forma de actuar del ejército y cerró los
arsenales declarando que su tropa debía hacer gala de una posición
neutral. Su afán por buscar un acercamiento le impulsó a servir
como mediador en las negociaciones entre Tiráspol (capital
transnistria) y Chisinau (capital moldava)... pero la cosa se le fue
de las manos y aquello acabó con una declaración oficial de guerra
por parte de ambos bandos en junio de 1.992, lo que no gustó nada al
alto mando ruso, que lo destituyó enviando en su lugar a Aleksandr
Lébed.
La etapa del nuevo
general al mando del 14º ejército puede resumirse con una frase
atribuída precisamente a él mismo: “Le he dicho a los hooligans
separatistas de Tiráspol y a los fascistas de Chisinau que o paran
de matarse entre ellos, o voy y les disparo a todos con mis tanques”.
Dicho y hecho: el 3 de julio de 1.992 a las 3 de la mañana, Lébed
cruzó el Dniéster con sus tropas y arrasó a todas las tropas
moldavas que había en la ribera dejando clara la posición rusa con
respecto al conflicto y dándolo por zanjado de una vez por todas.
A día de hoy Transnitria
es un estado sólo reconocido por la República de Abjasia, la
República de Osetia del Sur, y la República de Nagorno Karabaj, es
decir, que a ONU pasa del tema e incluso la propia Rusia se niega a
reconocer la independencia que Lébed consiguió para los
transnitrios. La sucesión de enfrentamientos fronterizos que
propiciaron aquella secesión importante únicamente para
transnitrios y moldavos dejó un balance que oscila en torno a las
9.000 bajas en cada bando.
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