Pensemos por un momento que una nación quiere desarrollar un tipo de armamento químico no letal tan eficaz que le haga ganar guerras... ¿ya? Bien. Ahora imaginemos que el proyecto es asignado a un laboratorio de prestigio y que dicho laboratorio elabora un informe completamente descriptivo solicitando un altísimo presupuesto para llevar a cabo su propuesta. Por último, supongamos que la nueva arma química no letal desarrollada por las mejores mentes pensantes del laboratorio es una "bomba gay"; un dispositivo que debe explotar sobre las posiciones enemigas rociando a las tropas con un cóctel afrodisíaco que convirtiera a todos los soldados enemigos en homosexuales y les metiera en el cuerpo tanto vicio que, cuando sufrieran un ataque, estuvieran tan ocupados "jugando entre ellos" que ni siquiera pudieran defenderse... Tiene que ser una broma, ¿no? Pues no.
Esto sucedió realmente en el año 1.994. La nación de la que hablábamos es, ni mas ni menos, Estados Unidos y el laboratorio era el Wright de Ohio, vinculado estrechamente a la división de investigación de las Fuerzas Aéreas estadounidenses... pero esperen ustedes, que aquí no acaba la charada: en aquel mismo informe se definían también otras posibles armas químicas no letales que, en teoría, servirían para alterar el olor corporal del enemigo.
Llegaron a considerarse hasta tres planes estrella para llevar a cabo este último proyecto: la "bomba de sudor", la "bomba de halitosis" y la "bomba flatulenta". Todas las propuestas estaban basadas en la misma mecánica que debía utilizar la "bomba gay", por lo que la única diferencia estribaba en los síntomas causados por cada una de las armas.
En el primer caso, la bomba debía liberar hormonas que provocaran una sudoración excesiva en el enemigo. La segunda propuesta serviría para que al enemigo le oliera mal el aliento (arma terrible se mire por donde se mire). En cuanto a la tercera bomba... bueno, ya os podéis imaginar cual era su cometido.
Evidentemente, todos estos proyectos fueron rechazados de pleno por un comité de las Fuerzas Aéreas, pero esto no impidió que en 2.007, cuando el asunto salió a la luz pública, el proyecto de la "bomba gay" fuera galardonado con un Premio Ig Nobel (premio parodia del auténtico Nobel) otorgado por la prestigiosa universidad de Harvard.
A modo de curiosidad y si el lector está interesado en profundizar en el maravilloso mundo de los Premios Ig Nobel, se puede consultar en este enlace una lista de los ganadores de años anteriores y el motivo por el que les fue concedido tan distinguido premio.
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