La historia de Lal Bihari Mritak, un granjero indio de la región de Uttar Pradesh, es, cuanto menos, curiosa. Baste decir a modo de introducción que este hombre nació en el año 1.955, murió en 1.975... y volvió a nacer en 1.994.
Escudo de Uttar Pradesh |
Durante veinte años, Bihari fue un hombre feliz; un granjero que dedicaba su vida al cultivo de sus tierras en una región en la que poseer un terruño en el que plantar algo era una auténtica bendición de Dios (o de los dioses, no olvidemos que esta historia sucedió en La India). El problema es que en el año 1.975, las necesidades económicas irrumpieron en la vida de Bihari como un elefante en una cacharrería y este se vio obligado a acudir al banco en busca de un préstamo. Una vez allí, plantado ante un oficinista elegantemente vestido, Bihari entregó sus papeles y el crédito le fue denegado porque, según los registros del banco, un difunto no podía solicitar financiación.
- Pero oiga, que no estoy muerto; que estoy aquí pidiéndole dinero.
- Ya, ya. De verdad que lo siento, ¿eh? Pero es que verá: lleva usted muerto bastante tiempo... lo raro es que no se haya enterado hasta ahora.
La conversación con el empleado de banca debió de ser completamente surrealista, pero gracias a ella y tirando del hilo que el oficinista le había puesto en la mano, Bihari descubrió que su tío había sobornado a un oficial del gobierno para que le declarara oficialmente muerto y poder quedarse así con la propiedad de sus tierras. Atónito, nuestro protagonista descubrió que estaba, efectivamente, muerto... al menos sobre el papel.
A partir de ese momento Lal Bihari se embarca en una lucha encarnizada contra el sistema para intentar atravesar el laberinto burocrático y demostrar lo evidente: dijeran lo que dijeran los registros, sigue vivo. En su cruzada particular, nuestro protagonista añade al final de su nombre la palabra Mritak (difunto) para mofarse de su destino y, en un par de vueltas de tuerca más, él mismo organiza su propio funeral y exige al gobierno una pensión de viudedad para su esposa.
Lal Bihari Mritak |
En el mismo perido de tiempo, fundó la "Asociación de Gente Muerta" de Uttar Pradesh, destinada a encontrar gente que se encontrase en la misma situación que él y que quisiera luchar por volver a estar "viva". En sus inicios, dicha asociación dio con unas 100 personas oficialmente muertas sólo en el área de Uttar Pradesh pero, a día de hoy, cuenta con algo más de 20.000 miembros en toda La India.
Lo cierto es que al bueno de Bihari, lo del funeral y la pensión no le sirvió para mucho, así que decidió mostrarse a la opinión pública en todo su esplendor: se presentó como candidato a primer ministro en las elecciones de La India de 1.989 contra Rajiv Gandhi. Evidentemente perdió, pero todo el país pudo ver que aquel muerto estaba muy vivo y que, tras 15 años difunto, aún seguía con ganas de dar guerra.
Sea como fuere, Lal Bihari Mritak consiguió que la administración india diera marcha atrás y anulara su muerte en el año 1.994, pese a lo cual nuestro protagonista mantuvo su segundo nombre e intensificó sus actividades "post-mortem" luchando por los casos que había conocido en su asociación. En 2.004, Bihari culminó su lucha particular obteniendo un escaño Lal Ganj pero, pese al impulso que le daba su nueva posición, no pudo utilizar sus influencias para ayudar a la "Asociación de Gente Muerta", que sólo ha conseguido rescatar de la muerte burocrática a 4 de sus miembros.
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